Apagón Masivo del 25 de Febrero de 2025: Impacto en la Administración de Edificios y Condominios en Chile

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Apagón Masivo del 25 de Febrero de 2025: Impacto en la Administración de Edificios y Condominios en Chile

febrero 26, 2025

El 25 de febrero de 2025, Chile experimentó un apagón masivo que dejó sin suministro eléctrico a gran parte del país. Desde la región de Arica, en el extremo norte, hasta Los Lagos en el sur (aproximadamente 2.400 km de extensión), se estima que cerca de ocho millones de hogares quedaron a oscuras desde las 15:16 horas – alrededor del 80% de los clientes del servicio eléctrico​. Este corte de luz de alcance nacional obligó al Gobierno a declarar estado de excepción por catástrofe, incluyendo un toque de queda nocturno, para resguardar la seguridad y facilitar las labores de recuperación​. La causa oficial del apagón fue identificada como una “desconexión no deseada” en el sistema de transmisión troncal: dos circuitos de una línea de 500 kV en la zona de Vallenar-Coquimbo se desconectaron, provocando una perturbación en cadena que derribó el sistema eléctrico nacional desde el norte hasta el sur​.

Las consecuencias inmediatas de este apagón fueron generalizadas. Millones de personas quedaron sin iluminación ni energía para sus actividades cotidianas​ (chilevision.cl). El corte se prolongó por varias horas en distintas regiones, generando múltiples inconvenientes, desde interrupciones en el suministro de agua potable (por la detención de bombas eléctricas) hasta un caos vial debido a semáforos apagados​. En las calles, estaciones de servicio dejaron de operar, ocurrieron accidentes de tránsito y el transporte público se vio colapsado por la suspensión del Metro en Santiago​. Lamentablemente, también se registraron situaciones de riesgo para la vida: la autoridad confirmó que tres personas electrodependientes fallecieron al no contar con electricidad para sus equipos médicos durante el apagón​. Este escenario extremo puso a prueba la resiliencia de los edificios residenciales y condominios, cuyos administradores y residentes debieron afrontar una emergencia sin precedentes en años.

En este artículo técnico –presentado en un lenguaje accesible– analizaremos el impacto de este corte masivo de luz en la administración de edificios y condominios. Abordaremos los mecanismos de respaldo disponibles (generadores, baterías, energía solar, etc.), las precauciones clave antes, durante y después de una interrupción eléctrica, y procedimientos de seguridad como qué hacer si alguien queda atrapado en un ascensor. También discutiremos la gestión de crisis en ausencia de equipos de respaldo, estrategias para minimizar riesgos y mantener operativas áreas esenciales, y presentaremos recomendaciones y buenas prácticas para administradores, residentes y equipos de mantenimiento. Finalmente, ofreceremos un análisis de las lecciones que deja este apagón y cómo UFM (Urban Facility Management) se posiciona como líder en conocimiento y gestión de crisis en el sector de administración de comunidades.

Mecanismos de respaldo en edificios y condominios

Uno de los principales aprendizajes de este evento es la importancia de contar con mecanismos de respaldo de energía en las comunidades. Muchos edificios modernos disponen de generadores eléctricos de emergencia que se activan ante un corte de luz prolongado, alimentando al menos los sistemas básicos. Un generador puede ser la diferencia entre una comunidad preparada y otra que queda completamente paralizada durante un apagón​. Con energía de respaldo, se pueden mantener en funcionamiento servicios esenciales como la iluminación de pasillos y escaleras, los portones eléctricos de acceso e incluso uno de los ascensores, evitando que residentes de pisos altos queden aislados​.

  • Generadores eléctricos: son la solución de respaldo más común. Generalmente funcionan a diésel o gasolina y pueden encenderse automáticamente segundos después de detectarse la caída del suministro. Sin embargo, no todas las comunidades cuentan con generador propio debido a sus costos de adquisición, combustible y mantención. La inversión inicial es elevada y debe sumarse el gasto periódico en mantenimiento preventivo (pruebas en vacío, cambios de aceite, etc.) para asegurar que el equipo funcione correctamente cuando se necesite​. Además, durante un corte prolongado el consumo de combustible del generador puede ser significativo, aumentando temporalmente los gastos comunes de la comunidad​. Es importante que la administración y los copropietarios decidan en conjunto sobre la instalación de un generador, evaluando costo-beneficio e impacto en las cuotas mensuales. En edificios que los poseen, suele configurarse que alimenten solo las áreas comunes críticas (iluminación de emergencia, ascensor, bombas de agua, sistemas de seguridad) aunque existen equipos de mayor capacidad capaces de dar energía limitada a los departamentos​.

  • Sistemas de baterías y UPS: Otra forma de respaldo son los sistemas de baterías estacionarias o UPS (Uninterruptible Power Supply) para ciertos circuitos. Por ejemplo, muchos edificios tienen luces de emergencia autónomas con baterías recargables instaladas en pasillos y escaleras, las cuales se encienden automáticamente al fallar la red eléctrica, proporcionando iluminación durante varias horas. Estos dispositivos son obligatorios por norma en edificaciones altas y resultaron vitales durante el apagón al guiar a los residentes por las escaleras de forma segura. Asimismo, equipos críticos como los servidores de seguridad, centrales de alarmas contra incendios o sistemas de acceso pueden estar conectados a un UPS, que les provee energía por un tiempo corto (minutos u horas) suficiente para apagarlos correctamente o mantenerlos operativos hasta que arranque un generador. Las baterías de respaldo no emiten ruido ni gases como un generador, pero por lo general solo pueden sustentar cargas de menor potencia o por tiempo limitado. Aun así, son muy útiles para evitar pérdidas de datos (por ejemplo, en sistemas informáticos) y mantener funciones de seguridad básicas.

  • Energía solar fotovoltaica: En los últimos años algunas comunidades están explorando alternativas sostenibles de respaldo. La instalación de paneles solares con baterías puede proveer una fuente complementaria de energía durante el día y almacenar excedentes para emergencias​. Si bien una planta solar difícilmente abastecerá la demanda completa de un edificio grande, sí puede ayudar a reducir la dependencia de la red eléctrica, por ejemplo, alimentando iluminación LED de pasillos o equipos de baja potencia. Durante el apagón de febrero 2025, los edificios que contaban con sistemas solares+batería pudieron mantener algunas luces encendidas de forma autónoma. Este tipo de solución implica una inversión considerable y planificación previa, pero a largo plazo ofrece mayor resiliencia y ahorro en consumo eléctrico.

  • Otras medidas de respaldo: Además de las soluciones anteriores, existen dispositivos como bombas de agua con motores duales (eléctricos y a combustión) que aseguran el suministro de agua aun sin energía, o elevadores con sistemas de rescate automático que, mediante baterías, pueden desplazarse al piso más cercano y abrir puertas cuando ocurre un corte, evitando que los pasajeros queden atrapados. También hay portones eléctricos con baterías integradas que permiten algunas maniobras de apertura/cierre sin red, o al menos la posibilidad de liberarlos manualmente con llaves especiales. En síntesis, la tecnología ofrece múltiples opciones de respaldo; la clave es planificar con anticipación cuáles son viables para cada comunidad según su tamaño, presupuesto y necesidades particulares.

Precauciones a tomar antes, durante y después de un corte de energía

Los cortes de energía a gran escala pueden ocurrir sin aviso, por lo que la preparación previa y la respuesta coordinada durante la emergencia son esenciales para minimizar riesgos. Asimismo, las acciones posteriores al restablecimiento del servicio aseguran un retorno a la normalidad sin contratiempos. A continuación, se abordan las precauciones y medidas en cada etapa temporal de un apagón, enfocadas en edificios y condominios.

Antes del corte: preparación y prevención

Si bien los apagones masivos son poco frecuentes, es recomendable que la administración anticipe este tipo de eventos con medidas preventivas:

  • Plan de emergencia: Contar con un protocolo escrito para cortes de luz dentro del reglamento interno de la comunidad. Dicho plan debe definir responsabilidades (administrador, conserjes, comité de emergencia), procedimientos a seguir y contactos de emergencia. Muchas comunidades ya contemplan protocolos para emergencias energéticas en sus reglamentos, lo que facilita la toma de decisiones cuando ocurre un evento real​ (comunidadfeliz.cl). Si su edificio aún no lo tiene, el comité de administración debería desarrollarlo e informar a todos los residentes.

  • Mantenimiento de equipos de respaldo: Verificar periódicamente el estado de los generadores, baterías y luces de emergencia. Antes de una eventual crisis, asegúrese de que el generador esté operativo, con suficiente combustible y que se le hayan hecho las mantenciones programadas (pruebas mensuales, cambio de aceite, etc.). Igualmente, revisar las baterías de respaldo –tanto de UPS como de luces de emergencia– y sustituir las que estén agotadas. Estos chequeos preventivos garantizan que los sistemas funcionen correctamente en el momento crítico.

  • Suministro de agua garantizado: Dado que muchas torres dependen de bombas eléctricas para elevar el agua a los estanques en altura, es importante mantener los estanques llenos y en buen estado. Si se anuncia un corte programado (o ante señales de inestabilidad en el suministro), la administración puede llenar previamente los tanques y recomendar a los residentes almacenar agua para uso básico. También conviene tener a mano cubetas o recipientes que permitan distribuir agua manualmente piso por piso en caso de una interrupción prolongada.

  • Equipos de iluminación y comunicación: Tener disponibles linternas, lámparas de emergencia portátiles y baterías extra en conserjería. Estos serán útiles para el personal de seguridad y de mantenimiento durante la oscuridad. Asimismo, disponer de una radio a pilas en la oficina de administración para sintonizar noticias y comunicados oficiales si no hay internet ni señal celular. Un kit de emergencia comunitario podría incluir además botiquín de primeros auxilios, extintor adicional (por si se usan velas), y una lista impresa de teléfonos de emergencia (compañía eléctrica, bomberos, policía, etc.).

  • Protección de equipos electrónicos: Antes de un corte (o de forma permanente), se recomienda instalar protectores de voltaje en los tableros eléctricos o enchufes de equipos sensibles (como centrales de alarma, portones automáticos, servidores, etc.). Esto evitará daños por sobretensión cuando vuelva la energía. Del mismo modo, instructe a los residentes a mantener desenchufados o apagados los electrodomésticos no esenciales durante la suspensión del suministro, para prevenir desperfectos al regreso de la corriente​. Solo se puede dejar alguna lámpara encendida para saber cuándo vuelve la luz.

  • Identificación de residentes vulnerables: Llevar un registro actualizado de qué residentes dependen de aparatos médicos eléctricos (oxígeno, diálisis peritoneal, etc.) o tienen movilidad reducida. Esta lista debe estar accesible para el administrador y conserjes, de modo que en cuanto ocurra un apagón sepan a quiénes brindar atención prioritaria​. En lo posible, coordinar con las familias de esas personas un plan alternativo (por ejemplo, un respaldo de batería para su equipo médico o traslado temporal a un lugar con energía, según la duración del corte).

  • Simulacros y capacitación: Realizar simulacros de corte de luz ocasionales puede ser muy útil. Se puede programar un ejercicio donde se corte la corriente de forma controlada (por ejemplo, 15 minutos) para comprobar tiempos de respuesta: arranque del generador, encendido de luces de emergencia, reacción del personal, etc. Estos simulacros permiten capacitar al personal de conserjería en tareas como evacuar un ascensor detenido, abrir manualmente portones eléctricos o atender situaciones de pánico. La experiencia previa reduce la improvisación durante una emergencia real.

Durante el corte: respuesta y manejo de la situación

Cuando ocurre el apagón, la administración y el personal deben actuar con rapidez siguiendo el plan establecido, priorizando la seguridad de las personas. Algunas precauciones durante el corte de luz incluyen:

  • Activar respaldos y reducir consumos: Si el edificio cuenta con generador, encenderlo (automática o manualmente) según el protocolo para restablecer de inmediato la energía en las áreas designadas. Al mismo tiempo, apagar interruptores generales de zonas no críticas y desenchufar equipos delicados, para evitar picos de corriente cuando vuelva el servicio​. Si no hay generador, utilizar las linternas de emergencia disponibles y distribuir iluminación portátil en puntos clave (entrada, pasillos) mientras duren las baterías.

  • Comunicación con residentes: Informar a los ocupantes sobre la situación lo antes posible. Si se cuenta con alguna plataforma de mensajería masiva (WhatsApp del edificio, sistema de alertas de una aplicación comunitaria, etc.), enviar un comunicado indicando que se está al tanto del corte, que ya se toman medidas y proporcionando recomendaciones básicas (no usar ascensores, mantener la calma, etc.)​. En la experiencia del apagón 2025, las comunidades que usaban aplicaciones móviles de administración lograron difundir avisos rápidamente a todos los vecinos​. En ausencia de medios digitales, el personal puede recorrer el edificio anunciando con un megáfono o colocando notas visibles en el lobby. Mantener informados a los residentes reduce la ansiedad y previene rumores.

  • Asistencia a personas atrapadas o vulnerables: Una prioridad inmediata es verificar si alguien quedó atrapado en los ascensores al momento del corte. Los elevadores suelen detenerse automáticamente y muchos tienen alarmas sonoras; el conserje debe estar atento a cualquier señal o llamado de auxilio. En caso de atrapamiento, actuar según protocolo: contactar al personal de rescate (Bomberos) y tranquilizar a la persona atrapada indicando que la ayuda viene en camino. Durante el apagón nacional, por ejemplo, una adulta mayor en Santiago quedó atrapada entre pisos y fue rescatada rápidamente por Bomberos en aproximadamente 15 minutos, gracias a que la conserjería oyó sus gritos y reaccionó de inmediato​. Además de ascensores, el personal debe tocar las puertas de los departamentos donde vivan personas electrodependientes, de la tercera edad o con movilidad reducida, para confirmar su estado y brindar asistencia necesaria. Si alguien requiere energía para un equipo médico vital, coordinar con servicios de emergencia médicos para su evacuación a un centro de salud que cuente con generador.

  • Movilización del personal y voluntarios: Es importante organizar al equipo de trabajo del edificio. Distribuir tareas: algunos conserjes pueden encargarse de la seguridad en accesos, otros de recorrer pisos altos ofreciendo ayuda, etc. Incluso se puede solicitar la colaboración de residentes voluntarios (por ejemplo, líderes de piso) para chequear que en cada nivel todos estén bien, especialmente adultos mayores que no puedan usar escaleras o personas que necesiten apoyo adicional​. La solidaridad vecinal juega un papel clave en estos momentos: muchos jóvenes pueden ayudar subiendo agua u otros suministros a quienes no pueden bajar muchas escaleras.

  • Seguridad y acceso: Un apagón puede dejar vulnerables los sistemas de seguridad electrónica. Las cámaras de vigilancia y alarmas contra incendios probablemente queden fuera de servicio si no tienen respaldo​, por lo que se debe compensar con vigilancia humana. Mantener asegurados los accesos: si el portón eléctrico de autos no funciona, dejarlo cerrado y vigilado, o abrirlo manualmente solo cuando sea necesario, para prevenir intrusiones. En edificios con cerraduras magnéticas en puertas, tener a mano las llaves mecánicas de respaldo para permitir entrada/salida. Refuerce la presencia de personal en puntos críticos (entrada principal, estacionamientos) durante la noche del corte, e idealmente coordine rondas periódicas de inspección por las áreas comunes a oscuras. La autoridad en este caso desplegó 3.000 militares para resguardar el orden público durante el apagón​, pero dentro de cada condominio la primera línea de seguridad son sus propios conserjes y residentes organizados.

  • Monitoreo de información oficial: Mantener un oído en las noticias y canales oficiales. Utilizar la radio a pilas o datos móviles (si la red celular sigue operativa) para escuchar comunicados del gobierno o la empresa eléctrica sobre la causa y duración estimada del corte. En eventos de gran magnitud como este, es común que circulen rumores o información no verificada; la administración debe evitar propagar información falsa que cause pánico​. Solo se deben compartir con la comunidad datos confirmados: por ejemplo, si la empresa distribuidora anuncia que el servicio volverá en X horas, o instrucciones específicas de las autoridades locales (albergues, puntos de carga de dispositivos, etc.). Un flujo comunicacional claro ayuda a la calma colectiva.

  • Uso responsable de recursos y seguridad contra incendios: Durante el apagón, pedir a los residentes que extremen precauciones con velas o llamas abiertas si las usan para iluminar. Idealmente, proveer alternativas como linternas desde conserjería para reducir la necesidad de velas. Si se usan, nunca dejarlas desatendidas y tener cerca un extintor o recipiente con agua. También es recomendable que se limite el uso de vehículos para evitar accidentes de tránsito en calles sin semáforos, y que la gente permanezca en casa en lo posible hasta que la situación se normalice. Si la noche está calurosa (recordemos que febrero es verano en Chile), sugerir hidratarse y, si es seguro, abrir ventanas para ventilar ante la falta de ventilación eléctrica​. Cada pequeño consejo ayuda a sobrellevar mejor las horas sin luz.

Después del corte: recuperación y revisión

Una vez restablecido el suministro eléctrico, la labor de la administración aún no termina. Es vital realizar una serie de verificaciones y acciones post-evento:

  • Restablecimiento seguro de sistemas: Cuando vuelva la energía de la red, no encienda todo de golpe. Espere unos minutos para asegurarse de que el suministro es estable (en grandes apagones iniciales, puede haber oscilaciones o cortes intermitentes). En primer lugar, apague el generador de emergencia siguiendo el procedimiento (una vez que la red esté confirmada) y reconecte el edificio a la alimentación normal. Luego, vaya energizando paulatinamente los distintos circuitos: primero iluminación básica, después ascensores y bombas, y finalmente equipos menos críticos. Esta secuencia escalonada evita picos de demanda que pudieran disparar breakers. Además, revise que ningún equipo esencial haya sufrido daños: por ejemplo, chequee el panel de control del ascensor (muchos ascensores modernos se reinician automáticamente, pero en otros puede ser necesario que un técnico verifique su estado antes de volver a usarlo con pasajeros). Verifique que la alarma contra incendios esté operativa nuevamente y que sus baterías recargables comiencen a cargarse si se agotaron.

  • Inspección de servicios básicos: Confirme que las bombas de agua reanuden su operación y llenen los estanques hasta niveles normales. Es posible que durante el corte se haya consumido buena parte del agua almacenada, así que cerciórese de que el suministro está estable y no haya aire en las cañerías que requiera purga. Compruebe el funcionamiento de los portones eléctricos y sistemas de acceso: algunos podrían requerir reajuste o reprogramación tras una interrupción abrupta. Si alguna chapa electrónica quedó desbloqueada por la batería agotada, reemplazarla o recargarla. En cuanto a la iluminación, recorra las áreas comunes para identificar cuántas luces de emergencia se descargaron; éstas usualmente se recargan solas al volver la luz, pero si alguna falló (foco fundido o batería agotada) anótelo para reponerla a la brevedad.

  • Comunicar el fin de la contingencia: Así como fue importante informar durante la crisis, también lo es notificar a todos cuando la situación se normalizó. Envíe un mensaje o aviso indicando que la energía ha vuelto y agradeciendo la cooperación de los residentes. Aproveche de recordar cualquier medida de seguridad post-corte: por ejemplo, pedir que enciendan gradualmente sus electrodomésticos para no sobrecargar la red interna, o que reprogramen sus relojes/alarmsas si quedaron desconfigurados. Si el suministro regresó de forma parcial o inestable (baja tensión, fluctuciones), informe que posiblemente ocurran nuevos cortes breves y que estén preparados por si acaso.

  • Evaluación y lecciones aprendidas: Una vez superada la emergencia inmediata, analice junto al comité de administración cómo se manejó la situación. Identifiquen qué salió bien y qué aspectos tuvieron problemas. ¿Hubo demoras en alguna respuesta? ¿Alcanzó el combustible del generador? ¿Funcionaron todas las luces de emergencia? ¿Se comunicó efectivamente a todos? Este análisis es valioso para mejorar el plan de emergenciade cara al futuro. Documente los incidentes ocurridos (por ejemplo, “vecino del 801 quedó atrapado en ascensor 10 minutos, se manejó así…”) y saque conclusiones: tal vez se necesite comprar más linternas, o entrenar a un conserje en uso del tablero eléctrico, etc. Incorporar estos aprendizajes fortalecerá la resiliencia de la comunidad para próximos eventos.

  • Mantenimiento posterior: Después de un apagón largo en el que se usó intensivamente el generador, programe su recarga de combustible inmediata y una revisión técnica si operó muchas horas seguidas. También, si hubo descargas profundas de baterías de respaldo, considere reemplazarlas si su vida útil pudo haberse acortado. En general, devolver todos los sistemas a condiciones óptimas es parte de “cerrar” la emergencia. No olvide gestionar con la compañía eléctrica los detalles administrativos si corresponde (por ejemplo, algunos países permiten reclamar compensaciones por artefactos dañados durante cortes masivos; en Chile esto podría evaluarse según la normativa vigente).

Tomar estas precauciones antes, durante y después de un corte eléctrico minimizará los daños y mantendrá más segura a la comunidad.

Cómo actuar en caso de quedar atrapado en un ascensor durante un corte de luz

Quedar encerrado en un ascensor oscuro es una de las situaciones más angustiantes que pueden ocurrir durante un apagón. En edificios altos, es común que al irse la luz los elevadores se detengan entre pisos, lo que ocurrió en múltiples casos el 25 de febrero de 2025. Afortunadamente, todos los ascensores comerciales cuentan con sistemas de seguridad y procedimientos de rescate establecidos. Tanto los residentes como los administradores deben conocer cómo reaccionar adecuadamente en estos casos para garantizar un desenlace seguro. A continuación, se ofrecen consejos prácticos respaldados por expertos del Cuerpo de Bomberos de Chile sobre qué hacer si alguien (o uno mismo) queda atrapado en un ascensor sin energía:

  1. Mantener la calma: Lo primero y más importante es controlar la ansiedad y evitar el pánico. Estar atrapado puede generar claustrofobia, pero recuerde que hay suficiente aire dentro de la cabina – los ascensores no son herméticos, circula aire desde el exterior​. Además, los ascensores modernos tienen frenos de seguridad que impiden caídas libres; si el elevador se detuvo súbitamente fue porque entró en acción un sistema de protección o simplemente porque se cortó la energía, evitando movimientos bruscos​. Respire profundo y conserve la confianza: la cabina no va a caerse ni quedarse sin oxígeno, y el rescate llegará pronto.
  2. Pedir ayuda de inmediato: Todos los ascensores disponen de mecanismos para solicitar auxilio. Ubique el botón de alarma (suele tener el símbolo de campana); al presionarlo, sonará una alarma externa para alertar al conserje o vecinos cercanos. Si el ascensor cuenta con interfono o citófono, utilícelo para comunicarse directamente con portería​. En caso de no obtener respuesta por esas vías, use su teléfono celular (si tiene señal) para llamar a la administración del edificio, a algún familiar que pueda notificar a los encargados, o directamente a Bomberos (132) indicando la dirección. Como último recurso, puede golpear la puerta o llamar en voz alta para intentar que alguien en el edificio lo escuche​. Lo importante es hacer saber que usted está atrapado; una vez que se haya establecido contacto, se activará el protocolo de rescate.
  3. Comunicar información útil: Cuando logre hablar con el conserje, administrador o rescatistas, proporcione todos los datos que puedan ayudar: cuántas personas están atrapadas (y si alguna es niño, anciano o tiene condición médica), entre qué pisos cree que quedó detenido el ascensor, y si escuchó o vio algo fuera de lo normal antes de detenerse​. Esta información permite a Bomberos acudir con el equipo adecuado y priorizar urgencias (por ejemplo, si hay alguien con problemas de salud dentro, se acelerará más). Mantenga el teléfono o el citófono abierto si es posible, para recibir instrucciones.
  4. No intentar salir por cuenta propia: Jamás trate de forzar la salida del ascensor sin asistencia profesional. Algunas personas, presa del nerviosismo, podrían intentar abrir las puertas interiores o incluso trepar por el hueco, lo cual es extremadamente peligroso. La cabina puede estar desalineada con los pisos (por ejemplo, entre dos niveles) y cualquier movimiento en falso podría hacerle caer por el hueco. Además, si volviera la energía repentinamente o entrara en funcionamiento el sistema de rescate del ascensor, podría moverse inesperadamente. Los bomberos enfatizan que se debe esperar la ayuda externa y que una de las primeras tareas del personal de rescate es asegurar o nivelar la cabina para luego extraer a los ocupantes de forma segura​. Forzar las puertas puede dificultar el rescate o causar lesiones, así que mantenga la calma dentro hasta ser liberado.
  5. Adoptar una posición segura: Si la espera se prolonga varios minutos, es recomendable sentarse en el suelo de la cabina o al menos mantenerse estable agarrado del pasamanos​. Esto le dará más tranquilidad y reducirá el riesgo de golpearse si hubiera algún movimiento súbito. Procure mantenerse alejado de la puerta, por donde ingresarán los rescatistas. Si hay más personas con usted, pueden apoyarse anímicamente conversando y permaneciendo juntos. La luz de emergencia de la cabina debería encenderse automáticamente (suelen tener una batería interna), pero si está oscuro, use la linterna de su teléfono para iluminarse a usted y a los demás.
  6. No realizar acciones bruscas: Evite golpear violentamente las paredes o saltar dentro de la cabina, ya que estas acciones no acelerarán el rescate y podrían activar otros sistemas de seguridad del ascensor, bloqueando aún más el movimiento​. Tampoco trate de abrir el techo de la cabina; esa es una salida de emergencia que solo debe usarse con ayuda externa y normalmente va asegurada desde fuera. Lo mejor que puede hacer es mantenerse calmado y esperar instrucciones de los rescatistas a través de la puerta o interfono.

En un edificio bien preparado, el personal de conserjería estará pendiente y Bomberos llegará pronto (por lo general en 10 a 15 minutos en zonas urbanas)​. De hecho, un especialista de Bomberos de Ñuñoa indica que un conserje entrenado puede liberar a pasajeros en 5-10 minutos, y Bomberos en unos 15 minutos desde su llegada, dependiendo del tipo de ascensor​. Por tanto, confíe en que la ayuda viene en camino. Tras el rescate, es importante que la administración revise el ascensor antes de devolverlo al servicio normal, y reporte el incidente a la empresa de mantenimiento para que inspeccione el sistema de respaldo del elevador (algunos ascensores tienen baterías para bajar al piso más cercano, y si no funcionó es algo a corregir).

Gestión de crisis cuando no existen mecanismos de respaldo

El apagón del 25F demostró la vulnerabilidad de muchas comunidades que no contaban con generadores ni sistemas de emergencia​. ¿Qué hacer en un edificio que se queda totalmente a oscuras y sin energía, aparte de esperar a que vuelva la luz? La gestión de crisis en ausencia de mecanismos de respaldo exige recurrir a la organización humana, la optimización de recursos disponibles y la creatividad. A continuación, se plantean estrategias para manejar la situación cuando un condominio no dispone de generador ni otra fuente de energía auxiliar:

  • Priorizar la seguridad humana: Ante todo, verificar el estado de las personas. Si no hay luz de emergencia, use inmediatamente linternas o incluso las luces de los celulares para movilizarse. El personal debe hacer una ronda rápida por las escaleras y pasillos anunciando su presencia, para tranquilizar a los residentes y detectar si alguien necesita ayuda urgente (por caídas, ataques de pánico, etc.). Rescatar personas atrapadas en ascensores se vuelve crítico – en estos casos, sin energía, la única opción es llamar a Bomberos para apertura manual. Mantener la calma colectiva es la principal meta inicial.

  • Improvisar iluminación básica: Si la falla va para largo y las baterías de luces de emergencia se agotan, habrá que improvisar iluminación en zonas claves. Reparta las linternas disponibles entre el personal y, de tener, facilite algunas a vecinos que las requieran (muchos tendrán las suyas en casa; coordine un préstamo comunitario si es seguro). Evite las velas en áreas comunes por riesgo de incendio; es preferible utilizar luces químicas (barras luminosas) o lámparas recargables. Ilumine particularmente las rutas de evacuación (escaleras) y accesos para prevenir accidentes.

  • Abastecimiento de agua y saneamiento: Sin energía, los edificios altos sin gravedad suficiente perderán presión de agua una vez que se vacíen los estanques superiores. Si prevé que el corte será extenso, active un plan de racionamiento de agua: comunique a los residentes que hagan uso mínimo e indispensable. Puede organizar horarios para que, con ayuda del personal, se bombee manualmente agua (algunos edificios pueden habilitar la válvula de alimentación directa de la red pública hacia los primeros pisos). Otra opción en emergencias prolongadas es coordinar con camiones aljibe municipales. Asimismo, advierta evitar descargar basuras orgánicas en bajantes o wc si el suministro de agua se interrumpe, para no generar focos sanitarios. Estas medidas son extremas y solo serían necesarias en cortes de más de 12-24 horas.

  • Control de accesos y vigilancia sin sistemas electrónicos: En un edificio sin respaldo, probablemente también quedarán inoperativos los citófonos, chapas electromagnéticas y CCTV. Esto demanda duplicar la vigilancia presencial. Asigne a uno de los conserjes (o rotándose) la posición fija en la puerta de entrada, controlando manualmente quién entra y sale. Si hay varios accesos (estacionamiento, puertas laterales), ciérrelos con llave si es posible y concentre el flujo por un solo punto vigilado. Una linterna potente o luz de emergencia portátil debe situarse en portería para identificar a las personas en la entrada durante la noche. Puede ser prudente avisar a la unidad policial de su cuadrante que su sector está sin luz y que refuercen rondas (en muchos casos ellos ya lo saben por el apagón general, pero el aviso muestra proactividad). La seguridad nocturna depende en gran medida de la organización interna: incluso se podría establecer un sistema de turnos de vecinos voluntariosacompañando al conserje en la vigilancia si la situación se torna prolongada o tensa.

  • Comunicación sin tecnología: Sin respaldo de energía, la comunicación digital puede fallar (routers wifi apagados, celulares descargándose). Use métodos tradicionales: un pizarrón en el lobby donde con tiza o marcadores se escriban avisos importantes, o volantes impresos si dispone de algún medio de impresión con batería. Designar “mensajeros” que suban información a los pisos también es útil. Por ejemplo, si la administradora recibe noticia de la empresa eléctrica sobre el estatus, puede pedir a un miembro del comité que suba por las escaleras avisando piso por piso. Mantener a todos informados reduce la incertidumbre.

  • Uso eficiente de recursos limitados: Si no hay luz, los recursos se vuelven escasos (baterías, hielo para conservar alimentos, etc.). La administración puede facilitar la organización entre vecinos para compartir aquello que sobre: por ejemplo, si alguien tiene una batería externa portátil cargada, quizá pueda prestar carga a los teléfonos de otros en casos necesarios. O compartir refrigeradores entre vecinos del mismo piso para concentrar los alimentos y abrir una sola nevera de vez en cuando, conservando mejor la cadena de frío. Estas acciones requieren espíritu comunitario, pero en emergencias severas suelen surgir iniciativas solidarias.

  • Solicitar ayuda externa si es necesario: Si se estima que la espera va a ser extensa y el edificio realmente sufre por no tener ningún respaldo (imaginemos una noche entera sin luz), el administrador puede contactar a empresas de arriendo de generadores para cotizar uno portátil. En un apagón masivo esto puede ser difícil (alta demanda), pero en cortes localizados es factible rentar un generador por un par de días para alimentar al menos lo básico. Evaluar esta posibilidad con el comité según la duración prevista del corte. También preparar un fondo de emergencia en el presupuesto comunitario ayuda a costear estos imprevistos.

En resumen, cuando un condominio carece de mecanismos automáticos de respaldo, la organización y la anticipación humana son la salvación. El evento de febrero de 2025 demostró que las comunidades que tenían comités de emergencia activos y personal diligente lograron sobrellevar la noche difícil mejor que aquellas que improvisaron sobre la marcha. Tras esa experiencia, muchas administraciones han planteado seriamente la inversión en algún sistema de respaldo para no depender únicamente de la red pública.

Recomendaciones y buenas prácticas para la administración en casos de interrupción del suministro

Basándonos en todo lo analizado, a continuación se enumeran recomendaciones clave y mejores prácticas para administradores de edificios y condominios en Chile, de cara a futuros cortes de energía. Esta lista, orientada a administradores, comités de copropietarios, residentes y personal de mantenimiento, resume las acciones proactivas que fortalecerán la resiliencia de la comunidad:

  1. Establecer un plan de emergencia energético: Desarrolle un protocolo detallado para apagones y difúndalo entre los residentes. Incluya en él procedimientos, responsables, y simulacros periódicos. Tener este plan incorporado en el reglamento interno agiliza la respuesta y evita improvisaciones​.
  2. Evaluar necesidades críticas y opciones de respaldo: Cada comunidad es distinta; identifique los servicios esenciales que deben mantenerse sí o sí en un corte (iluminación mínima, ascensor, agua, seguridad) y con base en ello decida qué tipo de respaldo conviene. No todas las comunidades requieren un gran generador; quizás una batería de menor escala o incluso paneles solares cubren sus necesidades básicas​. Priorice soluciones para personas electrodependientes que vivan allí (por ejemplo, un pequeño generador portátil dedicado a su equipo médico)​.
  3. Crear un fondo de reserva para emergencias: Incluya en el presupuesto del condominio una reserva económica destinada a emergencias como cortes prolongados​. Esto permitirá, por ejemplo, comprar combustible extra, pagar horas extra de personal o alquilar equipos de emergencia sin golpear las finanzas de la comunidad en ese momento crítico.
  4. Capacitar al personal y comité de emergencia: Invierta en la formación de sus conserjes y encargados. Todos deben saber cómo reaccionar ante un apagón: manejo de tableros eléctricos, procedimiento de rescate en ascensor, protocolo de llamadas a Bomberos, etc. Considere talleres prácticos con profesionales (Bomberos ofrecen charlas comunitarias) o simulacros internos. Un equipo entrenado resuelve contingencias en minutos en lugar de horas​.
  5. Mantener inventario de insumos de emergencia: Asegúrese de tener en la comunidad elementos como: linternas suficientes, pilas, botiquín, agua embotellada, cinta de señalización (para marcar zonas peligrosas), y copias de llaves de puertas eléctricas. Revise este inventario cada cierto tiempo y renueve lo necesario. También es útil que cada departamento tenga su propio kit de emergencia; la administración puede difundir una lista de sugerencia a los residentes (linterna, radio, powerbank, alimentos no perecibles, etc.).
  6. Mejorar la comunicación interna: Establezca canales de información eficientes. Un grupo de mensajería de la comunidad, o el uso de aplicaciones especializadas (ej. ComunidadFeliz, Edifito) puede ser muy valioso para enviar avisos masivos. Mantenga una base de datos actualizada con los contactos de todos los residentes y un sistema de “vecino enlace” por piso para difundir mensajes en caso de fallo tecnológico. La rapidez y claridad en la comunicación evita confusión durante la crisis.
  7. Asegurar las áreas esenciales del edificio: Implemente medidas para que las áreas y servicios críticos se mantengan operativos el mayor tiempo posible en un corte. Por ejemplo, instale iluminación de emergenciaLED de larga duración en escaleras y salidas​; equipe las puertas de acceso con cerraduras de respaldo mecánico; tenga un cilindro de gas portátil para el grupo electrógeno (si es dual) en caso de agotar diésel. Estos detalles mantendrán funcional lo básico aun sin red eléctrica.
  8. Controlar regularmente el estado de instalaciones eléctricas: Un mantenimiento preventivo del sistema eléctrico del edificio puede prevenir apagones locales (por sobrecarga o cortocircuitos internos) y garantizar que, si ocurre un corte externo, las protecciones funcionen bien. Verifique que los disyuntores e interruptores diferenciales estén en buen estado y que el pararrayos y tierra física operen (sobre todo en tormentas, aunque este apagón no fue por causas climáticas, es una buena práctica general).
  9. Fomentar la cultura de prevención entre los residentes: Eduque a la comunidad sobre qué hacer durante un corte de luz. Podría repartir un tríptico o infografía con consejos (por ejemplo, similares a los mencionados en este artículo) para que cada familia sepa cómo actuar. Recalque la importancia de no usar ascensores en alertas de corte, de tener linterna en casa, de desenchufar aparatos, etc. Una comunidad informada colabora mejor en la emergencia.
  10. Revisar y actualizar seguros del edificio: Verifique si el seguro comunitario cubre eventos asociados a cortes eléctricos (p. ej., daños en equipos comunes, fallas en ascensores). Si no, evalúe ampliar la póliza. Algunos seguros ofrecen cobertura por daños eléctricos o pérdida de alimentos refrigerados en apagones prolongados; quizás valga la pena negociarlo como valor agregado para los copropietarios.

Siguiendo estas buenas prácticas, los administradores pueden mitigar significativamente el impacto de un corte de energía en la vida de la comunidad. La diferencia entre sobrellevar un apagón con orden y seguridad, versus vivir horas de caos y riesgo, radica en la preparación previa y la gestión eficiente al momento de la verdad.

Estrategias para minimizar riesgos y mantener operativas las áreas esenciales

En línea con las recomendaciones anteriores, vale la pena profundizar en algunas estrategias específicas para garantizar que, incluso durante un apagón, las áreas más críticas de un condominio sigan funcionando al menos de forma mínima, reduciendo riesgos para los residentes:

  • Iluminación de emergencia garantizada: La oscuridad total conlleva riesgos de accidentes y pánico. Asegure que todas las luces de emergencia en pasillos, salidas de evacuación y escaleras estén operativas (baterías cargadas, bombillas en buen estado) y tengan la autonomía suficiente. Considere instalar iluminación LED de emergencia de larga duración (algunas duran hasta 3-4 horas). Adicionalmente, puede equipar zonas comunes como el hall de entrada con lámparas de respaldo solares (que se cargan de día y en la noche brindan algo de luz). También, repartir un par de linternas potentes al personal de seguridad para patrullaje interno.

  • Accesos y seguridad perimetral: Para mantener la seguridad pese a la falta de energía, instale en los portones eléctricos sistemas de apertura manual accesibles (p. ej., una llave o palanca que cualquiera del personal pueda usar rápidamente, sin requerir herramientas especiales). En muchos motores de portón hay baterías auxiliares; revíselas periódicamente. Igualmente, en puertas peatonales con chapas magnéticas, agregue una cerradura mecánica alternativa. Considere alarmas sonoras a batería o sensores de movimiento con pilas en entradas, de modo que si alguien ingresa indebidamente durante el apagón, suene una alerta audible. Aunque las cámaras de vigilancia queden fuera de línea, al menos tendrá medios disuasivos básicos. Contar con iluminación de seguridad a batería (reflectores de emergencia) en el perímetro también ayuda a detectar movimientos y desalentar intrusos.

  • Suministro de agua y saneamiento: Un área esencial es el acceso a agua potable y sistemas sanitarios. Para minimizar el impacto de un corte, prevea métodos alternos: si su edificio tiene pozo propio con bomba eléctrica, considere instalar una bomba manual o de respaldo a combustible para extraer agua en emergencias. Mantenga tinacos o estanques elevados siempre en condición operativa, ya que por gravedad podrán abastecer algunos pisos bajos. Disponga de llaves de paso sectorizadas que permitan redirigir el flujo de agua remanente hacia donde se requiera (por ejemplo, priorizar abastecer las tomas de agua de los primeros pisos para que residentes de pisos altos bajen a acarrear, si es necesario). Asimismo, ubique cubos y recipientes grandes que puedan servir para acarrear agua. Estas medidas mantienen un nivel mínimo de servicio sanitario y evitan tener que evacuar el edificio por falta de agua.

  • Operatividad de ascensores y movilidad vertical: Aunque idealmente los ascensores no se usen en ausencia de luz, es distinto si la comunidad tiene generador. En ese caso, organice un plan de operación de ascensor de emergencia: por ejemplo, que el ascensor funcione 10 minutos cada hora bajo supervisión, para movilizar a residentes que necesiten subir o bajar (especialmente ancianos o discapacitados). Esto se puede hacer si el generador lo permite, racionalizando su uso para no agotar combustible. Si no hay fuente de energía, entonces implemente una estrategia de ayuda en escaleras: ilumínelas bien y quizás coloque sillas en descansos de ciertos pisos para que personas con dificultad puedan descansar al subir. En algunos edificios, los mismos vecinos organizaron brigadas para cargar cochecitos de bebé o ayudar a subir sillas de ruedas durante el apagón – una muestra de solidaridad que puede planificarse como estrategia formal en el plan de emergencia.

  • Funcionamiento mínimo de sistemas contra incendios: Un riesgo latente durante cortes prolongados es el incendio (por velas, sobrecargas al volver la luz, etc.) mientras los sistemas de alarma automática no funcionan. Para mitigar esto, asegúrese de que haya detectores de humo a batería en áreas estratégicas (los detectores interconectados del edificio pueden no operar sin luz, pero se pueden adquirir detectores independientes para la sala de bombas, sala de generador, etc.). Mantenga extintores portátiles accesibles en cada piso y verifique su vigencia. Si el edificio cuenta con gabinetes con mangueras, recuerde que sin bombas la presión puede ser insuficiente; enfatice la prevención (no velas, no fumar en áreas comunes) para no tener que depender de un sistema antiincendios comprometido.

  • Respaldo para dispositivos médicos y especiales: Si en la comunidad hay residentes con equipos médicos(respiradores, concentradores de oxígeno, etc.), es un área esencial a contemplar. Una estrategia es adquirir como comunidad un pequeño generador portátil o una batería de alta capacidad (estilo “power bank” de respaldo doméstico) que esté dedicada a alimentar esos dispositivos críticos en caso de emergencia. Esto podría administrarlo el equipo de conserjería, trasladándolo al departamento que lo requiera durante el corte. Incluso un inversor conectado al auto podría servir temporalmente. La vida de una persona electrodependiente puede depender de esos minutos u horas de energía extra, por lo que planificar este respaldo es fundamental (y, como se mencionó, autoridades proveen números de asistencia especial en estos casos durante emergencias).

  • Tecnología sustentable y reducción de dependencia: A largo plazo, invertir en energías renovables y eficiencia reducirá los riesgos. Estrategias como instalar paneles solares para alimentar luces comunes o sistemas de respaldo basados en baterías pueden mantener operativas algunas áreas esenciales sin costo durante un apagón. Igualmente, promover entre los residentes el uso de cargadores solares para sus dispositivos o baterías externas es útil. Cada pequeña independencia de la red es una mejora en resiliencia.

En esencia, se trata de identificar las funciones críticas de la vida en comunidad (seguridad, agua, movilidad, comunicación) y encontrar soluciones para que sigan disponibles en ausencia de electricidad. La experiencia del mega apagón demostró que quienes tenían estas áreas cubiertas afrontaron el evento sin mayores sobresaltos, mientras que otros edificios sufrieron una paralización total de actividades​. Por ello, cada estrategia implementada hoy es un problema menos durante la próxima crisis.

Efectos del apagón y cómo UFM se posiciona como líder en gestión de crisis en el sector

El apagón masivo del 25 de febrero de 2025 dejó múltiples enseñanzas al sector de administración de edificios y condominios en Chile. En primer lugar, evidenció las falencias y vulnerabilidades de muchas comunidades ante una interrupción súbita del suministro eléctrico​. Edificios enteros quedaron a oscuras y sin agua, residentes atrapados en ascensores, sistemas de seguridad inútiles; en suma, la vida cotidiana de millones de chilenos se vio abruptamente interrumpida. Esta situación límite puso de relieve la importancia de la planificación y la experiencia en la gestión de crisis: las comunidades que contaban con administraciones preparadas lograron responder ordenadamente, mientras que otras enfrentaron mayores dificultades.

En segundo lugar, el evento reforzó la necesidad de adoptar una cultura preventiva. Nunca antes fue tan claro que invertir en equipos de respaldo, mantener protocolos de emergencia actualizados y educar a los residentes en medidas de seguridad no es un gasto superfluo, sino una garantía de bienestar colectivo. Cada apagón o emergencia debe ser analizado para mejorar, y este en particular –por su magnitud histórica– actúa como catalizador de cambios en la forma en que los condominios chilenos se preparan para contingencias.

En este contexto, UFM (Urban Facility Management) se erige como un referente y líder en conocimiento y gestión de crisis dentro del sector de administración de edificios y condominios. Con más de 20 años de trayectoria en la gestión de comunidades, UFM ha desarrollado procesos robustos y personal capacitado para enfrentar situaciones de emergencia. Nuestra empresa entiende que la seguridad y el bienestar de los residentes son primordiales, especialmente en escenarios críticos, por lo que brindamos soluciones a medida para cada comunidad​.

Durante y después del apagón, UFM destacó por su expertise: asesorando a sus comunidades administradas sobre las mejores prácticas, coordinando recursos de apoyo y manteniendo la calma operativa. Esa noche, los administradores de UFM activaron inmediatamente sus protocolos de emergencia, demostrando en la práctica la eficacia de todo lo expuesto en este artículo. Las comunidades bajo nuestra administración contaban con planes de contingencia claros, generadores mantenidos, personal entrenado y canales de comunicación efectivos, lo que redujo drásticamente el impacto negativo del apagón en comparación con otras comunidades. Esta experiencia reafirma a UFM como un aliado confiable para enfrentar no solo cortes de luz, sino cualquier tipo de crisis (terremotos, incendios, pandemias, etc.).

Asimismo, UFM aprovecha estas experiencias para difundir conocimiento en el rubro. Elaboramos informes post-evento, capacitaciones y contenidos técnicos (como el presente artículo) con el objetivo de compartir las lecciones aprendidas con la comunidad en general. Creemos firmemente que una mejor gestión de edificios redunda en ciudades más resilientes y seguras. Por ello, nos mantenemos a la vanguardia en tendencias tecnológicas (por ejemplo, explorando sistemas de automatización, sensores y energías renovables aplicadas a condominios) y en cumplimiento normativo, asesorando sobre leyes como la de copropiedad y normativas de seguridad.

En conclusión, el apagón nacional del 25F 2025 fue una prueba dura pero aleccionadora. Fortalecer la infraestructura de respaldo, pulir los protocolos de emergencia y contar con un administrador profesional y con experiencia marcó la diferencia en cómo cada edificio vivió la emergencia. UFM, con su larga trayectoria y compromiso con la excelencia, demostró estar a la altura del desafío, apoyando a las comunidades bajo su administración y consolidándose como líder en gestión de crisis dentro del sector inmobiliario comunitario. Juntos, administradores y residentes, aprendimos que la prevención y la reacción informada son la clave para superar emergencias y que, con las medidas adecuadas, es posible transformar un apagón inesperado en una experiencia manejable y llena de cooperación vecinal.